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Yiya Murano: tomamos un té?

El hijo de la envenenadora de Monserrat, subasta el juego de té con el que su madre mató a sus amigas.

Equipo PipolNews

8 de sep. de 2023 7 min de lectura

Yiya Murano.

Martín Murano encontró las tazas del veneno y las subasta. La vajilla volvió a las manos de su heredero y serán subastadas a beneficio de un refugio animal.

“Quiero convertir algo siniestro en bueno”, expreso Martín, luego de reencontrase con las tazas.

El hijo de Yiya subastará las tazas con las que su mamá envenenó con cianuro a dos amigas y a una prima a las que le debía plata entre febrero y marzo de 1979.

“Cuando yo me casé, hubo varias cosas que no me quise llevar del departamento, una de ellas fue este juego de té. Se lo regalé a la madre de una amiga mía que le gustaban mucho las antigüedades”, relata Murano.

María de las Mercedes Bolla Aponte de Murano “Yiya” falleció en 2014, siempre se supo que no tenía buena relación con su hijo y por ese motivo, junto con la historia que había detrás de las tazas, Martín había decidido regalar la vajilla.

Finalmente la recuperó, luego de que llegara un paquete a su domicilio. Lo abrió y recordó la historia de su mamá: “Vi lo que era y me quería morir”, aseveró Martín.

De esta manera, la vajilla ya está a la venta para que algún afortunado la compre. Con el dinero recaudado Martín colaborará con el refugio de Mili González que da techo y comida a más de 50 perros y gatos en Mar del Plata.

“Es macabro, con una de esas tazas que tengo acá asesinaron a una persona que yo quería más que si fuera mi tía”, expresa Murano.

Este recuerdo le provocó una sensación extraña, por lo que había decidido tirarlas, sin embargo, un amigo le sugirió que las subaste y done el dinero al refugio que apadrina.

“Un youtuber amigo mío me dijo que no tire y que hagamos de algo malo, algo bueno. Yo soy amante de los animales, todavía no puedo superar la muerte de mi perrita, Además, soy padrino de un refugio de animales.

Entonces mi amigo me dijo que subastara para que con ese dinero compremos alimentos, medicinas, artículos de limpieza y todo lo que necesiten en el refugio”, explico Martín.

Haciendo un poco de memoria, el hijo de la primera asesina serial de la argentina, recordó: “con una de estas tazas, de un juego que este estaba guardado en un modular y que no se usaba a diario, tomó el té la primera víctima. Cuando se descompuso Nilda Gamba, nuestra vecina, la que siempre preparaba el té, la comida y demás era Ignacia. Sin embargo, ese día, Yiya abrió el modular, tomó una de estas tacitas, preparó un té y se lo llevo a Nilda Gamba. Luego volvió con la taza, tengo fresco ese recuerdo, porque Yiya nunca hacía eso. Al otro día, Nilda Gamba murió”, contó Murano.

Expectativas.

Al ser consultado sobre cuánto dinero quiere recaudar con la venta de los objetos, expresó: “tuvimos un ofrecimiento, es de Estados Unidos, pero muy bajo. Fue de US$ 5.000, pero es poco.

Si los anteojos de Ricardo Barreda (odontólogo múltiple femicida de La Plata) salieron US$ 20.000; a esto le tenemos que sacar US$ 10.000 a US$ 12.000, de ahí para arriba. Porque hay gente que colecciona estas cosas. Este juego de té yo certifico que es original de Yiya Murano”.

Quién fue Yiya Murano?

María de la Mercedes Bolla Aponte de Murano, más conocida como la “envenenadora de Monserrat”, fue la primera asesina en serie de la historia de Argentina, quien estuvo marcada por los asesinatos, veneno, estafas, dinero y fama.

María nace el 20 de mayo de 1930 en la ciudad de Corrientes, pero se muda a Buenos Aires con su familia.

Obtuvo fama por las estafas a su entorno, pero poco después logró relevancia por haber asesinado a dos amigas y a una prima con cianuro entre febrero y marzo de 1979.

Cuando salió era columnista de moda del programa La Hoguera y su caso fue tan conocido que rápidamente saltó a la fama. Mirtha Legrand la invitó a sus almuerzos y hasta le invitó pasteles, que insistió en llevar hasta que la conductora tuvo que comer. “Yo estuve detenida diez años, tenía un lugar especial, nunca sentí estar detenida. Sí, estaba acomodada” le respondió a la diva de los almuerzos.

“Te juro por la vida de mi único hijo que nunca maté a nadie”, expresó en el programa sin incomodarse, pero el momento más relevante fue cuando enfatizó “estuve con un presidente”.

Cronología de los asesinatos.

Yiya envenena con té y pastas a unas amigas y vecinas, Nilda Gamba, Leila Formisano de Ayala y a su prima Carmen Zulema del Giorgio Venturini.

La asesina, era usurera y debía una gran cantidad de dinero a estas tres mujeres por una estafa.

Al aparecer la tercera víctima mortal, la investigación policial se centra en ella, ya que las autoridades encargadas del caso descubrieron tras realizar la autopsia que había sido envenenada con cianuro.

Testigos afirmaron que habían visto a Yiya salir del edifico, poco después de la muerte, con un papel y un frasco.

El papel sería el pagaré y el frasco, simplemente el veneno.
A medida que se fueron reconstruyendo los hechos, se logró comprobar que habían aparecido muertas un mes antes, Nilda Gamba y Leila Formisaro de Ayala, ambas habían reclamado su dinero.

Las autopsias correspondientes confirmaron que su deceso fue por envenenamiento con cianuro.

Su modus operandi era fácil y sencillo: invitaba a sus futuras víctimas a tomar té a su casa y se quedaba con ellas hasta que fallecían por el efecto del veneno.

Finalmente, la detuvieron el 27 de abril de 1979 y fue liberada el 20 de noviembre de 1995, por una reducción de la pena y por el “dos por uno”.
Luego de un año de ser liberada, fue la columnista de moda del programa “La Hoguera”.

La “envenenadora de Monserrat”, fallece finalmente el 26 de abril de 2014, pasó sus últimos días en un geriátrico de Belgrano, Buenos Aires. No reconocía a sus familiares y había olvidado inclusive su oscuro pasado.

Misterios sobre el particular caso.

Una de las principales sospechas de los investigadores del caso era si la mujer había actuado solo o tenía un cómplice.

En este sentido, un amante de Yiya estuvo implicado en la causa, ya que los vecinos del edificio lo vieron bajar por las escaleras el mismo día, pero las pruebas no fueron suficientes para condenarlo.

Por otra parte, lo que causo más intriga fue que: cómo hacía la asesina para obtener las recetas de cianuro?

Necesariamente un profesional debía poner su firma; nunca obtuvieron una palabra, ni una sola prueba.

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