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El mundo vuelve a perder la batalla contra el hambre (por culpa de la humanidad)

Luego. de largos años de retroceso del hambre en el mundo, 2017 mostró el fin de esa tendencia, con más de 800 millones de personas que no logran obtener el alimento necesario.

El mundo vuelve a perder la batalla contra el hambre (por culpa de la humanidad)

Luego de décadas de logros en materia de alimentación, especialmente en los continentes más pobres como África y América del Sur, el hambre recrudeció.

Según Naciones Unidas, en 2017, 821 millones de personas no lograron obtener los alimentos básicos necesarios para su desarrollo.

Representan 1 de cada 9 habitantes del planeta.

Según el informe, “la situación está empeorando en América del Sur y la mayoría de las regiones de África".

Asimismo advierte que "la tendencia a la baja de la subalimentación observada en Asia hasta hace poco parece estar ralentizándose considerablemente”.

Las causas del hambre

El recrudecimiento de la falta de alimentos tiene varios factores.

Uno de ellos está relacionado con el bajo valor de productos básicos exportables.

Este fenómeno hace que los países tengan menos recursos financieros para importar alimentos, como así también una merma en recursos para volcar en la mejora de las condiciones de vida de las personas más vulnerables.

Otros factores son las guerras y los desastres naturales.

El temor es que estas tres vertientes que explican el aumento del hambre en el mundo terminen complicando el objetivo de desarrollo de la ONU de Hambre Cero para 2030.

Tres continentes acechados por el hambre

La región más afectada por el hambre es el este de África, una zona castigada por conflictos en países como Eritrea y Sudán del Sur.

El 31,4 por ciento de la población del "continente negro" se considera desnutrida.

En Sudamérica, el informe indica que la prevalencia de subalimentación creció de un 4,7 por ciento en 2014 a un 5,0 por ciento de la población estimado en 2017.

En total, el estudio calcula que en América Latina hay 32,3 millones de personas subalimentadas, 21,4 millones de ellas en América del Sur.

Alimentos de menor calidad

La escasez de comida, especialmente la saludable, contribuye a la desnutrición, así como al sobrepeso y la obesidad.

En ese sentido, los expertos de Naciones Unidas señalaron que “el costo más alto de los alimentos nutritivos, el estrés que significa vivir con inseguridad alimentaria y las adaptaciones fisiológicas a la restricción de alimentos ayudan a explicar por qué las familias que enfrentan inseguridad alimentaria tienen un riesgo más alto de sobrepeso y obesidad”.

Cambio climático

Otro factor decisivo para entender la vuelta del hambre a valores de hace un década es el relacionado con los desastres en el ambiente.

ONU remarca que “el número de desastres relacionados con el clima extremo, incluyendo las olas de calor, sequías, inundaciones y tormentas, se ha duplicado desde la década de 1990”.

Esto afecta la seguridad alimentaria, es decir, la disponibilidad de alimentos, el acceso, la utilización y la estabilidad.

Niños con hambre

El informe El Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo también remarca que 151 millones de niños menores de cinco años -un 22 por ciento del total del planeta- registran una talla menor debido a problemas de alimentación.

Como contrapartida, 672 millones de personas -un 13 por ciento de la población adulta o una de cada ocho- son obesas.

Estos números son una derrota.

Hasta 2015, la reducción del hambre venía lográndose de manera sostenida.

De más de 949 millones de personas con falta de alimentos en el mundo en 2005, se pasó a menos de 800 millones en 2014.

Todo un logro que empezó a perderse desde 2015.

¿Las soluciones?

Los expertos recomiendan potenciar "asociaciones más estrechas y financiación plurianual en gran escala para programas integrados de reducción y gestión de riesgos de catástrofes y adaptación al cambio climático con perspectivas a corto, a medio y a largo plazo”.

2015, 2016 y 2017 son el trienio que marcó el retorno del hambre en el mundo, especialmente en los continentes más vulnerables.

Naciones Unidas nos enrostra la paradoja humana: "Pese a que a nivel técnico y tecnológico sabemos cómo avanzar para aumentar la seguridad alimentaria, hay cuestiones ajenas a la lucha contra el hambre que están influyendo negativamente, como los conflictos".

Según datos analizados por la ONG Acción contra el Hambre, el 60% de las personas que pasan hambre viven en un país en conflicto.

Es el humano matando al humando y sepultando con su tecnología la posibilidad de generar más y mejor comida.

Algo no le está saliendo bien a la humanidad; y no sabemos si será para peor.