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"Veneno en las nubes": contaminación sin fin.

el agua de lluvia también cae contaminada.

"Veneno en las nubes": contaminación sin fin.
Imagen ilustrativa.

Un informe pone en manifiesto la crisis que atraviesa América Latina, con respecto al suministro de agua potable.
En México, un niño llamado Miguel ángel tenía 8 años, y cayó accidentalmente al Río Santiago. Falleció luego de casi 20 días por envenenamiento a causa de una excesiva concentración de arsénico, según los análisis toxicológicos.

Este caso ocurrió en 2008 pero desde entonces ha sido emblemático, debido a que las autoridades de Jalisco trataron de desmentir los partes médicos al informar que el menor se había intoxicado con heces fecales. Su objetivo era ocultar a cualquier precio el verdadero origen: contaminación industrial.
En la actualidad los padres de Miguel no han logrado del Estado una reparación integral por esta lamentable tragedia.

El Río Santiago es el curso de agua más largo de México y transporta agua envenenada desde hace varios años, se han registrado altos niveles de plomo, zinc, mercurio y arsénico, como también coliformes de origen fecal.
“En algunos puntos, la concentración rebasa 10.000 veces lo permitido para la vida acuática y hace que el agua del Río no sea apta para el regadío”, explica un artículo dado a conocer por el Journal of Negative & No Positive Results, el mismo describe que alrededor de 400 empresas se encuentran en el cauce, entre ellas las trasnacionales IBM, Ericsson y Hitachi.


“Hace unos años nos dimos cuenta de que conforme la gente vivía más cerca del río sufría más de cáncer”, relata Rodrigo Flores Elizondo, Investigador del Instituto Tecnológico t de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), además Elizondo explica que el cáncer de pulmón tiene la mayor incidencia porque el río desprende contaminantes volátiles que permanecen en el aire: “se sentía que había algo mal en el ambiente. Había un puente de metal que atravesaba el río y se desbarataba la estructura metálica. Uno decía: si eso está pasando en el puente, que no está pasando en mis huesos y en mis pulmones”.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), al menos 2.000 millones de personas consumen agua contaminada con heces, además, se alerta un alto riesgo de enfermedad por presencia de químicas como el arsénico, el fluoruro o el nitrato, productos farmacéuticos, pesticidas, sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS), así como microplásticos.
La Secretaría del Ambiente y Recursos Naturales de México (Semarnat), la contaminación se debe a las aguas residuales domésticas, industriales, agrícolas y pecuarias que llegan a ríos, arroyos y lagos, y como consecuencia transportan elementos y sustancias químicas disueltas, además de sólidos suspendidos.

“La gestión inadecuada de las aguas residuales urbanas, industriales y agrícolas conlleva que el agua que beben cientos de millones de personas se vea peligrosamente contaminada bilógica o químicamente. Para la salud también puede ser determinante la presencia natural de productos químicos, como el arsénico y el fluoruro, particularmente en agua subterráneas. Además, en el agua para consumo humano pueden aparecer otros productos químicos, como el plomo, en cantidades elevadas como resultado de la lixiviación de componentes relacionados con el suministro de agua”, explica la OMS.


Un artículo publicado en la revista Universidad y Sociedad por los investigadores Julio Morillo, Vladimir Vega y Belkis Sánchez de la Universidad Regional Autónoma de Loa Andes en Ecuador informa que el agua contaminada mata cada año a nivel mundial a 1,8 millones de personas: “la poca inversión de los estados en garantizar el agua potable para toda la población, la falta de control de brotes y la falta de intervención de los sistemas de salud pública favorecen la propagación, incidencia, morbilidad y mortalidad asociada a enfermedades relacionadas con el agua de consumo, principalmente en países en vía de desarrollo”, explican.

Las principales enfermedades asociadas al agua en América Latina son: acariasis, hepatitis A, cólera y la fiebre paratifoidea y tifoidea.
La UNICEF muestra cifras aún más alarmantes, el organismo apunta que cada día, en el planeta, mueren mil niños por enfermedades diarreicas asociadas con agua potable contaminada, saneamiento deficiente o malas prácticas de higiene.
El Banco Mundial considera indispensable reconocer el alcance del problema, identificar la magnitud de los impactos y formular los medios para hacerles frente y mejorar la salud pública, preservar los ecosistemas y mantener el crecimiento económico.

“La medición solo es efectiva si se combina con regulaciones bien diseñadas que proporcionen incentivos para que empresas e individuos se adhieran a las pautas de calidad del agua”, asevera el Banco Mundial.
Resolver la contaminación del agua dulce en el planeta es, sin duda alguna, el problema más grande que debe enfrentar la humanidad. Ese veneno invisible pone en crisis la salud de las personas y sobre todo el equilibrio de los ecosistemas, pero solo la acción y reconocimiento de los Gobiernos y el compromiso de la sociedad en general para eliminarlo.
Si no tomamos conciencia, al final todos seremos responsables de que la historia del pequeño Miguel Ángel se vuelva a repetir.

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Fuente: Connectas, Infobae, TV Azteca Jalisco, Nmas, AFP, DW.