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¿Qué son los plazos fijos y cuántos tipos existen?

Una de las maneras para no perder poder adquisitivo es constituir un plazo fijo. En esta nota te contamos qué son, cómo funcionan, cuántos tipos existen y qué tasas ofrecen

¿Qué son los plazos fijos y cuántos tipos existen?

El plazo fijo es un instrumento financiero a través del cual se deposita en una entidad financiera determinada cantidad de dinero a un plazo predeterminado, por lo cual recibirá un interés. Al finalizar ese periodo, la entidad está obligada a devolver el capital más los intereses, pero mientras tanto intentará obtener ganancias con el monto depositado.

Algo positivo del plazo fijo es que brinda certidumbre total sobre los flujos de fondos que recibiremos. Si por ejemplo armamos un plazo fijo a 30 días, con un capital de $ 100.000 y una tasa mensual del 3%, sabremos con certeza que dentro de un mes recibiremos esos $ 100.000 más $ 3.000 de intereses.

Si quisiéramos aumentar el plazo a 90 días la tasa será mayor, ya que a mayor plazo sube la tasa. Si la tasa mensual es del 4%, al finalizar los primeros 30 días el depositante tendrá en total $ 104.000, con una capitalización de los intereses. Esto quiere decir que los intereses ahora integran el capital y computan para el cálculo de los intereses del segundo mes, que serán el 4% de los $ 104.000. Así, al final de los 90 días se habrán obtenido $ 112.486.

Diferentes tipos

En el ejemplo anterior explicamos un plazo fijo con tasa fija, pero existen otros con tasa variable. Un ejemplo es el plazo fijo UVA, que se ajusta a medida que sube el valor de las Unidades de Valor Adquisitivo (UVA), una unidad que ajusta según el Coeficiente de Estabilización de Referencia (CER) que mide el INDEC, es decir la inflación.

En este tipo de plazo fijo, el depositante le presta una cantidad determinada de UVAs a la entidad financiera y al final del plazo (mínimo 90 días) recibirá la misma cantidad de UVAs más la variación de la inflación. Por ejemplo, suponiendo que una UVA representará $ 50 y se constituye un plazo fijo de $ 100.000, se le estaría prestando a la entidad financiera 2.000 UVAs. Si al final de los 90 días el valor de la UVA subió a $ 52, se recibirán $ 104.000 (2.000 UVAs a $ 52 más el interés).
De esta manera, el depositante está protegido contra la inflación. Cuando la UVA comenzó a implementarse en marzo de 2016 valía $14,05 y hoy ronda los $ 55,74, lo que representa un aumento del casi 300%.

Actualmente, el Banco Central fijó un piso de tasa fija del 33% anual para los plazos fijos a 30 días. Por su parte, los plazos fijos UVA tienen diferentes tasas según los plazos: desde el 1% por encima de la inflación si son a 90 días hasta el 3% a 180 días.
En conclusión, un plazo fijo en modalidad UVA garantizará al depositante que sus ahorros no perderán poder adquisitivo. Si bien tienen un plazo mínimo de 90 días, dan la opción de pre cancelarlos a los 30 días pagando un costo.

Por el otro lado, los plazo fijos con tasa fija no garantizan superar a la inflación, pero si ésta última fuera más baja que la tasa pactada (algo difícil en estos momentos) se podría ganar más que con la modalidad UVA.

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