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Hay un gasto escondido en tu economía (que podría perjudicarte a fin de mes)

La vida cotidiana involucra muchos pequeños gastos a los cuales no siempre les prestamos atención. Y son lo que pueden hacer peligrar el ahorro.

Hay un gasto escondido en tu economía (que podría perjudicarte a fin de mes)

Nuestra vida cotidiana involucra muchos pequeños gastos a los cuales no siempre les prestamos atención. Y son lo que pueden hacer peligrar nuestros planes de ahorro.

Generalmente estos gastos empiezan a aparecer de manera indirecta. Es decir, los empezamos a ver con detalles recién cuando nos preguntamos “¿por qué no llego a fin de mes?”. O, por ejemplo, cuando pretendemos ahorrar un dinero que, cuando llega el momento de pagar una deuda, no está en la cantidad que necesitamos.

En busca del “gasto hormiga”

Esos pequeños gastos que recién detectamos en la necesidad son los que denominamos “gastos hormiga”. Como señalan en Ualá “los gastos hormiga son pequeños gastos que hacemos de forma reiterada en placeres cotidianos o cosas que no son realmente necesarias”.

Es verdad, son gastos que suelen ser parte de una dinámica que nos parece normal, pero, en realidad, responden a un hábito que no coincide con nuestro presupuesto.

Una buena manera de tomar dimensión lo que representan estos gastos es tomar uno por uno y multiplicarlo por las veces que lo hacemos a lo largo de un mes y luego, de un año.

El resultado de la cuenta puede ser realmente sorprendente… y seguramente echará mucha luz a nuestras dudas sobre nuestra real capacidad de ahorro.

Otra estrategia muy valiosa es suprimir ese gasto y transformarlo en ahorro. ¡El resultado puede llegar a ser muy interesante! Gasto ahorrado; ¡gasto invertido!

Pero, antes de terminar, una aclaración: Si bien cortar de una ese gasto detectado puede representar un dinero extra muy valioso mes a mes, tampoco se trata de anular un deseo. Bien podemos proponernos, al menos, reducir ese gasto que nos da tanto placer. No es fácil, pero tampoco es imposible.

Siempre podemos pensar en una estrategia que combine el recorte de varios gastos, sin necesidad de eliminar a todos, sino hacer que, al menos, se reduzcan a niveles razonables, de acuerdo con nuestro presupuesto.

Lo importante es estar atentos a nuestros gastos cotidianos y saber que la multiplicación de cada uno de ellos puede transformarse en una carga extra para nuestra capacidad económica, no solo para hacer frente a los vencimientos de cada mes, sino también para poder ahorrar un dinero que puede ser aprovechado en muchos proyectos a futuro.

El buen ahorro se logra gastando nuestro dinero de manera adecuada, pensando en nuestras posibilidades económicas personales, siempre y cuando sepamos con precisión cuáles son ellas.