Himno Nacional Argentino: historia de un símbolo patriótico
Ya se habían definido otros símbolos como el escudo y la escarapela, y era momento de darle al nuevo Estado una canción patria que encarnara su espíritu.

Un país en busca de identidad
A comienzos del siglo XIX, el Río de la Plata vivía un proceso de transformación profunda. La Revolución de Mayo de 1810 había marcado el inicio del camino hacia la independencia del dominio español, pero aún no existía una identidad nacional consolidada. En ese contexto, surgió la necesidad de establecer símbolos que representaran los ideales de libertad, unión y soberanía del nuevo país.Uno de los objetivos principales de la Asamblea General Constituyente de 1813 fue precisamente fomentar esa identidad. La creación de un himno nacional formó parte de esa estrategia. Ya se habían definido otros símbolos como el escudo y la escarapela, y era momento de darle al nuevo Estado una canción patria que encarnara su espíritu.
Vicente López y Planes: la pluma de la patria
La letra del himno fue escrita por Vicente López y Planes, un abogado, poeta y político porteño que tuvo un rol activo en el movimiento revolucionario. En 1812, en respuesta a una solicitud de la Asamblea, López y Planes redactó un poema titulado "Marcha Patriótica", que reflejaba los ideales libertarios de la época y el deseo colectivo de romper con el dominio colonial.
El texto no escatimaba en expresiones combativas. Con frases como "Oid, mortales, el grito sagrado: ¡libertad, libertad, libertad!", invitaba a los pueblos del continente a unirse en la lucha contra la opresión española. El tono exaltado, propio de la época, buscaba despertar el entusiasmo y la adhesión popular a la causa revolucionaria.

Blas Parera: la música del compromiso
La música fue encargada al compositor español Blas Parera, quien residía en Buenos Aires desde hacía varios años. Pese a su origen peninsular, Parera simpatizaba con los ideales independentistas y aceptó componer la melodía.Su partitura dotó al himno de un carácter marcial y enérgico, con notas que reforzaban el mensaje épico de la letra. El resultado fue una pieza vibrante y solemne, que rápidamente capturó el espíritu de la época. Según diversos historiadores, Parera habría compuesto la música en apenas un par de días, y la interpretó por primera vez en mayo de 1813.
La primera interpretación y su impacto
El Himno Nacional Argentino se estrenó oficialmente el 14 de mayo de 1813, en la casa de Mariquita Sánchez de Thompson, una figura destacada de la élite porteña y anfitriona habitual de reuniones patrióticas. Según la tradición, ella misma cantó la letra acompañada por músicos invitados, en lo que fue una velada histórica.La canción fue adoptada de inmediato como símbolo revolucionario. Se la conoció en sus primeros años como "Marcha Patriótica", "Canción Patriótica Nacional" y "Canción Patriótica", hasta que finalmente se consolidó con el nombre de Himno Nacional Argentino.
Cambios y adaptaciones: de la versión original a la actual
El himno original, tal como fue concebido por López y Planes, constaba de nueve estrofas y tenía una duración aproximada de 20 minutos. Muchas de sus estrofas contenían referencias explícitas y agresivas hacia España, lo que respondía al contexto político de la guerra por la independencia.
Sin embargo, con el paso del tiempo y tras el establecimiento de relaciones diplomáticas con España, se consideró necesario suavizar el contenido del himno. A partir de 1900, por decreto presidencial, se oficializó una versión abreviada, que omite las estrofas más beligerantes y conserva solo las partes iniciales, más universales y menos conflictivas.
Desde entonces, esa versión es la que se canta en escuelas, actos públicos y eventos internacionales. La música también fue adaptada a un tono más sobrio, adecuado a los tiempos modernos, aunque se mantiene fiel a la esencia de la obra original.
Un símbolo que trasciende generaciones:
El Himno Nacional Argentino se transformó en uno de los pilares de la identidad nacional. Más allá de su función ceremonial, representa los valores fundacionales de la república: libertad, justicia, independencia y unidad. Su entonación en eventos deportivos, actos escolares o fechas patrias despierta un sentimiento de pertenencia y emoción en millones de argentinos.
Cada vez que suenan los primeros acordes de "Oid, mortales...", resuena también la memoria de aquellos que soñaron con un país libre y soberano. El himno no es solo una canción: es una pieza viva de la historia, un puente entre el pasado revolucionario y el presente democrático de la Argentina.