Frida Kahlo, una vida marcada por el dolor

Una vida marcada por el dolor:

Frida Kahlo nació en el año 1907, aunque a ella le gustaba decir que nació en 1910, el mismo año que estalló la Revolución Mexicana, le gustaba decir que había nacido el mismo día que su país había renacido, ligando su vida a este hecho. A los seis años, sufrió una enfermedad que dejó su pierna más delgada, llamada "poliomielitis.

Y a los 18 años, sufrió un accidente de autobús que causó estragos irreversibles en su cuerpo que la llevaron luego a su temprano fallecimiento. Este accidente le destrozó la columna vertebral, la pelvis y, por ende, el alma. A partir de ese momento, el dolor se convirtió en una sombra constante, pero también en su mayor inspiración.

Durante sus largos periodos de inmovilidad, empezó a pintar. Usó su cuerpo roto como mapa y campo de batalla. Sus autorretratos, es decir más de la mitad de su obra, no eran ejercicios de ego, sino de sobrevivencia. En ellos, Frida se dibujó sangrando, dividida, con espinas, con monos, con raíces, pero siempre mirando de frente, sin pedir disculpas.

El arte como espejo del alma:

"Pinto flores para que no mueran", decía. Pero también pintaba venas abiertas, columnas quebradas, abortos, corazones expuestos. Todo lo que ella sentía lo convertía en algo tangible, a la vista en su lienzo, dejando ver los sentimientos más profundos. Su obra no buscaba agradar, si no decir la verdad. Esto fue muy criticado ya que, para su época, no era considerada una artista real.

La inspiración de las vanguardias:

Contemporánea a Frida, las vanguardias estaban muy de moda, entre ellas "el Muralismo", que si bien no fue una vanguardia internacional, si fue un movimiento clave dentro del contexto artístico mexicano de la época, entre ellos, David Siqueiros, José Clemente Orozco y el mismísimo Diego Rivera, de quien hablaremos más adelante.

Aunque Frida no era muralista, su trabajo estuvo fuertemente influenciado por los ideales del muralismo, que buscaba hacer el arte accesible para todos y abordaba temas sociales y políticos, rozando el comunismo, de quien Frida era simpatizante. El muralismo mexicano celebraba la historia y la cultura de México, algo que también se puede ver en la obra de Frida, aunque de una forma más personal y simbólica.

Sueño de una tarde dominical en la Alameda Centra(1947) Diego Rivera

Su trabajo no se ajustó completamente a ningún movimiento específico, su estilo único fusionó elementos del surrealismo, el realismo social y expresionismo, Frida estableció su propio lenguaje visual.

Frida y Diego, ¿amor o admiración?

Frida Kahlo conoció a Diego Rivera cuando aún era una joven estudiante y él, un pintor ya consagrado. Ella lo admiraba profundamente. Él la encontró única, intensa y brillante. Se casaron en el año 1929, cuando Frida tan solo tenía 22 años y Diego 42. Desde el comienzo, su relación estuvo marcada por la diferencia de edades, de personalidades y de tamaño ya que Diego era un hombre grande y robusto mientras que Frida era de baja estatura y muy delgada. Además, también estuvo marcada por un amor que, aunque fue muy profundo, nunca fue sencillo.

Frida Kahlo y Diego Rivera

Frida solía decir que hubo dos accidentes grandes en su vida: uno fue el choque del tranvía y el otro, Diego. Y "Diego fue el peor" decía medio en broma medio en serio.

Ambos compartían una intensa pasión por el arte y la política. Vivieron en Estados Unidos, luego en la famosa Casa Azul en Coyoacán, y se movieron en círculos intelectuales y revolucionarios de renombre. A pesar de su conexión profunda, su matrimonio estuvo lleno de infidelidades por ambas partes, pero la más dolorosa para Frida fue la traición de Diego con su propia hermana, Cristina. Aún así, nunca dejaron de amarse.

En 1939 se divorciaron, pero al año siguiente se volvieron a casar. Frida decía que amaba a Diego más que a su propia vida, aunque también sabía que él no era capaz de serle fiel ni de brindarle estabilidad emocional que necesitaba. Pero se elegían una y otra vez, con todas sus heridas a cuestas.

Frida pintó muchas veces a Diego. A veces lo retrataba como su tercer ojo, su obsesión. Era su amor y su tormento, su compañero y su carga. Diego, por su parte, decía que Frida era la verdadera artista de los dos y la mujer más valiente que había conocido.

¿Fue un ícono feminista?

Frida nunca militó formalmente el feminismo. Se podría decir que hoy en día es considerada como tal debido a muchas acciones y decisiones en cuanto a su obra, estas acciones desafiaron los roles de género tradicionales en su época y abrió caminos para la libertad de las mujeres en el arte, la política y la vida cotidiana.

Autorretrato con pelo cortado (1940) Frida Kahlo

El legado de una artista inmortal:

Frida fue también una mujer adelantada a su tiempo. Amó tanto a hombres como mujeres, desafiando las normas de género. Se casó dos veces con Diego Rivera, en una relación tan tortuosa como apasionada. Se visitó de tehuana como acto político y revalorizó lo femenino.

El legado de Frida Kahlo no solo está en sus obras, sino en la forma en que sigue desafiando la visión del arte, la identidad y el cuerpo. Su vida, tan llena de tragedias físicas y emocionales, se transformó en un mensaje de fuerza y autenticidad. En su pintura, abrazó lo que otros preferían ocultar, y al hacerlo, cambió para siempre la forma en que vemos el dolor, la belleza y la resiliencia.

Frida no es solo una artista de su época, sino una figura atemporal. Hoy en día, su imagen decora desde museos hasta camisetas, pero más allá del ícono pop, Frida sigue siendo un símbolo profundo de resistencia, autenticidad y arte visceral.