El futuro por (y para) los robots: Un llamado a la política y a la ética

La pregunta qué pasa con nuestros datos en el mundo digital.

Porque cada vez son más los datos personales que vamos volcando en las redes sociales y que hablan de nosotros casi mejor que si lo tuviésemos que hacer nosotros, con nuestras palabras.

Pero el asunto va un poco más allá.

Qué puede suceder con esos datos.

Quién y cómo puede llegar a disponer de ellos y con qué fines.

No es un planteo conspirativo.

Es una duda sobre el futuro que se nos viene encima, el cual ya se está valiendo de esos y otros datos de propios y ajenos para darle forma a un mundo de inteligencia artificial (IA) y robótica lo suficientemente autónomo de los seres humanos.

Este planteo futurista y algo agorero no es nuevo.

Lo novedoso en todo caso es la pregunta sobre qué parámetros políticos y morales deberemos poner en torno a este futuro-futurista, a fin de preservar a los seres humanos de ese devenir de máquinas y cerebros digitales autónomos que hagan mucho por nosotros y sin nosotros.

El que tiene buenas respuestas para estos interrogantes es Ranga Yogeshwar.

Nacido en Luxemburgo, en 1959, este físico divulgador plantea que en el campo de la inteligencia artificial, innovamos sin ser capaces de comprender los sistemas que creamos y las consecuencias que pueden tener.

En un muy interesante reportaje al diario El País de Madrid,  Yogeshwar dice lo suyo en su libro Próxima estación: futuro.

En él, alerta sobre el mal uso de los datos y de que podemos terminar siendo esclavos de la digitalización de nuestro comportamiento.

Lejos de ser un agorero, este físico remacar que uno de los medios clave para evitar esa dominación digital es la política y evitar que el asunto quede en manos decisorias de ingenieros e inversores.

Y agrega la noción de una ética que se permita debatir qué rol deben tener las máquinas del futuro y con qué beneficios para las personas.


Ranga Yogeshwar pondera el rol de la política como delimitador del futuro de la inteligencia artificial y la robótica.

"La política puede hacer mucho pero desafortunadamente la europea y alemana han hecho muy poco. La mayoría de los políticos no entienden lo que está pasando, son literalmente ignorantes. Yo les explico por ejemplo que la fisonomía de las ciudades va a cambiar por el monopolio de Amazon y que van a desaparecer las librerías y es algo en lo que ni han pensado. Hay una enorme ignorancia sobre el cambio más crucial que está sucediendo", señala el científico.

Sobre la ética, Yogeshwar advierte sobre la necesidad de una que esté a la altura de los cambios que se avecinan; cambios de una era "cambiante". "Hace 50 años, por ejemplo, se aceptaba que se pegara los hijos, pero cambiamos", ejemplifica.

"Necesitamos trabajar con una ética que tenga en cuenta cómo nos va a cambiar la tecnología. Por ejemplo, nuestro concepto de privacidad no va a ser el mismo en unos años. Es una situación muy dinámica y como no podemos anticipar los cambios, tal vez haya que diseñar un proceso ético que continuamente cuestione y adapte las cosas", agrega el divulgador europeo.

En ese sentido, pone un ejemplo graficador del asunto.

Durante la entrevista con el diario El País, el científico muestra a una máquina pide un turno para ir a la peluquería haciéndose pasar por una persona y es capaz de mantener una conversación, respondiendo a las preguntas de la recepcionista.

Es inmoral. No puedes tener máquinas que se hacen pasar por humanos. Falta una reflexión ética. Los robots del futuro tienen que salir del armario y decir: 'Hola, soy un asistente de inteligencia artificial”, razona.

"Hay que preguntarse cuál es nuestro objetivo. ¿Tener una sociedad digitalizada que nos haga la vida más fácil? o ¿ser más felices? Porque si queremos eso, puede que no haya mucha relación, porque poco a poco el ser humano se adentra en la categoría de las máquinas", advierte

Comunicación futurista

En el terreno de la comunicación, las innovaciones ya están provocando cambios sustanciales en nuestra relaciones interpersonales.

Ranga Yogeshwar plantea dos asuntos de nuestra cotidianeidad.

Primero, las relaciones familiares.

"Cuando yo era joven y me iba de viaje era un tiempo de separación de mis padres, de crecer, pero ahora cuando los chicos se van, están conectados todo el tiempo con su familia. ¿Cómo va a influir esto en su personalidad?", se pregunta el científico.

Segundo, los microclimas informativos y opinativo (los "ecochambers"): si uno se rodea todo el tiempo de gente que piensa como uno, se termina generando una burbuja en torno a la persona lo cual moldea la propia personalidad.

Para Yogeshwar, el interrogante es si no estaremos caminando hacia una sociedad de "islas" sociales, con reglas propias y ajenas a otras similares.

Una de las conclusiones que deja abiertas las puertas a un mundo por venir realmente distinto al actual es la referida al impacto geopolítico de la innovación.

Es decir, quién y donde se está innovando hoy y hasta dónde moldeará la correlación de fuerzas en el mundo.

Para Ranga Yogeshwar, todo vendrá de Oriente.

"Si analizamos de dónde van a venir los científicos en 2030, vemos que el 37% vendrá de China y el 1,4% de Alemania. Dejemos de creer que los chinos son estúpidos. Son muy innovadores y tienen ambición", vaticina.