Día del Escritor: transformar el mundo con palabras

Cada 13 de junio, Argentina celebra el Día del Escritor, una fecha que homenajea no solo a quienes han dejado huella en la historia de la literatura, sino también a todas las personas que, con un lápiz, una hoja o un teclado, construyen universos, dan voz a emociones y abren puertas a la imaginación. ¿Pero por qué se celebra en esta fecha y cuál es su trasfondo histórico?

Una fecha con raíz literaria: Leopoldo Lugones

El Día del Escritor se instauró en honor al nacimiento de Leopoldo Lugones, el 13 de junio de 1874 en Villa de María del Río Seco, provincia de Córdoba. Considerado una figura clave de la literatura argentina, Lugones fue poeta, narrador, ensayista y periodista. Su obra marcó un antes y un después, no solo por su estilo innovador, sino también por su influencia en generaciones posteriores de escritores.

Lugones fue uno de los primeros en introducir el modernismo en la literatura hispanoamericana y se destacó por su dominio del lenguaje y su capacidad para experimentar con distintos géneros. Entre sus libros más conocidos están Las montañas del oro (1897), Los crepúsculos del jardín (1905) y Las fuerzas extrañas (1906), este último considerado pionero en la literatura fantástica y de ciencia ficción en el país.

Además de su faceta literaria, tuvo una participación activa en la vida política y cultural de la Argentina de su tiempo. Fue miembro de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE), fundada en 1928, y tras su fallecimiento en 1938, esta institución decidió rendirle homenaje eligiendo su fecha de nacimiento como el Día del Escritor, a partir de 1945.

Escribir: oficio, pasión y acto de resistencia

Más allá de los homenajes formales, este día invita a reflexionar sobre qué significa ser escritor. Escribir no es solamente sentarse frente a una hoja en blanco; es enfrentarse a uno mismo, escuchar el mundo, transformarlo y devolverlo en forma de historia, poema, ensayo o carta. Es un oficio que requiere paciencia, sensibilidad, coraje y compromiso.

A lo largo de la historia, la escritura ha sido herramienta de denuncia, de memoria, de libertad y también de consuelo. Muchos escritores y escritoras han sufrido censura, exilio o persecución por sus ideas, y sin embargo han seguido escribiendo. Pensar en figuras como Rodolfo Walsh, Clarice Lispector, Haroldo Conti o Alfonsina Storni es recordar que la literatura también puede ser un acto de resistencia.

La escritura como puente entre mundos

Cada autor y autora escribe desde su mundo interno, pero sus palabras pueden tocar a miles, cruzar fronteras, épocas y lenguas. Quienes escriben tienen la capacidad de construir puentes entre la experiencia individual y la colectiva. La escritura, al igual que la lectura, nos conecta con lo universal: el amor, el miedo, la pérdida, el deseo, la esperanza.

Este día también es una oportunidad para destacar a quienes hoy siguen apostando por la escritura en tiempos vertiginosos: novelistas que autopublican, poetas que comparten sus versos en redes, ensayistas que abren debate, periodistas que investigan con ética, guionistas, dramaturgos, autores de libros infantiles, cronistas de la realidad cotidiana. Todos ellos sostienen viva la llama de la palabra.

Celebrar escribiendo ¿Cómo celebrar el Día del Escritor?

Una de las formas más genuinas es simplemente escribiendo. Tal vez ese poema que está guardado en una nota del celular. O ese cuento que nunca terminaste. Tal vez animarte a enviar tu manuscrito a una editorial, abrir un blog o escribir una carta a alguien importante. También podés apoyar a escritores locales, comprar sus libros, compartir sus textos o asistir a lecturas públicas.Además, muchas instituciones culturales organizan actividades durante esta fecha: charlas, talleres, presentaciones y ferias literarias. Participar en estos espacios también es una forma de celebrar el poder de la palabra y de alimentar el fuego creativo.

Palabras que perduran

Como dijo alguna vez Jorge Luis Borges, “uno no es lo que es por lo que escribe, sino por lo que ha leído”. Y sin embargo, los escritores dejan huella no solo en lo que escriben, sino en cómo hacen sentir a quienes los leen. Sus palabras pueden marcar una vida, abrir una puerta, sanar una herida o encender una idea.

En este Día del Escritor, honramos a quienes se animan a mirar el mundo desde otro ángulo, a narrarlo, cuestionarlo y embellecerlo con palabras. Porque escribir es una forma de habitar el mundo, de resistir el olvido y de apostar, siempre, por la imaginación y la verdad.