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Desaceleración del envejecimiento.

Vivir cerca de los espacios verdes, ayuda a desacelerar un proceso natural de la vida.

Desaceleración del envejecimiento.

Un estudio reciente descubrió que los telómeros de las células son más largos en personas que habitan cerca de parques y plazas.

Los espacios verdes pueden incluir bosques, parques con senderos para peatones o ciclistas, áreas arboladas o jardines comunitarios, esto permite a las personas caminar, tumbarse, respirar aire fresco e interactuar con la naturaleza.

Existe evidencia científica de que los espacios verdes pueden mejorar tu salud ahora y en el largo plazo.

Un nuevo estudio realizado por investigadores del Reino Unido y Estados Unidos muestra que los espacios verdes tienen un efecto positivo sobre importantes marcadores genéticos relacionados con la exposición al estrés.

Esto significa que la exposición regular a espacios verdes puede ralentizar el envejecimiento de las células del cuerpo.

“Los espacios verdes podrían reducir la edad biológica de una persona entre 2,2 y 2,6 años”, escribieron los investigadores.

Este estudio fue publicado en la revista "Science of the Total Environment" y encontró que las personas que viven en áreas con muchos espacios verdes tienen telómeros más largos, lo que conduce a una vida más larga y un envejecimiento más lento. Cada telómero es una región de secuencia de ADN repetitiva al final de un cromosoma.

https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0048969723060795?via%3Dihub

Pero los científicos han descubierto que los efectos positivos de los espacios verdes por sí solos no son suficientes para compensar otros problemas ambientales, como la contaminación del aire.

La relación de los telómetros y el envejecimiento.

Los telómetros son los extremos de los cromosomas, regiones del ADN que le protegen de cualquier daño o rotura. Sin embargo, cuando las células se dividen, los telómeros también experimentan un cambio, reduciendo su tamaño hasta desaparecer. Es aquí cuando surge el problema, pues el acortamiento de los telómeros influye directamente en la preservación del ADN de los cromosomas, que entonces se enfrentan a la inconsistencia del material genético.

Según numerosos estudios en la materia, se trata del envejecimiento y todas las enfermedades vinculadas a la edad como, por ejemplo, la demencia, las patologías cardiovasculares, la diabetes, la infertilidad e incluso algunos tipos de cáncer.

La telomerasa es una enzima responsable de mantener la longitud de los telómeros mediante la adición de secuencias repetidas. La actividad de la telomerasa, necesaria para extender los telómeros, se presenta en la línea germinal y ciertas células hematopoyéticas. Los telómeros más cortos pueden inducir a una inestabilidad genómica por medio de la fusión de cromosomas diferentes y pueden contribuir al desarrollo de enfermedades como por ejemplo el cáncer.

Ciertos agentes asociados con un estilo de vida específico pueden llevar al acortamiento de los telómeros mediante la inducción de un daño en el ADN en general o más específicamente en los telómeros y pueden, por tanto, afectar a la salud y esperanza de vida de un individuo. Una mejor elección de la dieta y las actividades podrían tener un gran potencial para reducir la tasa del acortamiento de los telómeros o por lo menos prevenir el exceso de su desgaste.

“Espacios verdes” según la OMS.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda garantizar el acceso universal a los espacios verdes. Debe haber al menos 0,5 hectáreas de espacio verde a 300 metros de cada casa.

Sin embargo, la mayoría de la población vive en ciudades que no cumplen con esta recomendación. Los resultados muestran que el 62% de la población europea vive en zonas con menos espacios verdes de lo recomendado.

Un trabajo anterior, que fue realizado por el Instituto de Salud Global de Barcelona y publicado en The Lancet Planetary Health, analizó más de 1.000 ciudades en 31 países europeos.

Se descubrió se podrían prevenir hasta 43.000 muertes prematuras cada año si cumplieran las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) con respecto a la cercanía residencial a los espacios verdes.

Beneficios para la salud.

Los espacios verdes pueden reducir el estrés y la ansiedad, reducir la depresión, aliviar los trastornos del estado de ánimo, reducir las tasas de abuso de sustancias, mejorar la concentración y aumentar la sensación de calma.

La evidencia de sus efectos positivos sobre las células proviene de un nuevo estudio publicado en The Science of the Total Environment.

“Hay muchas investigaciones que hablan de las diversas formas en que los espacios verdes son beneficiosos, y muchas investigaciones que mencionan los efectos adversos para la salud asociados con la contaminación, la segregación racista en la vivienda y otros desafíos sociales y ambientales”, dijo Aaron Hipp, coautor del estudio y profesor de gestión de parques, recreación y turismo en la Universidad del Estado de Carolina del Norte, Estados Unidos.

“Este estudio fue un intento de cuantificar los efectos beneficiosos del espacio verde a nivel celular, y hasta qué punto el espacio verde puede ayudar a compensar los daños ambientales”, agregó.

Cómo se realizó la investigación?

Para el estudio, los investigadores utilizaron datos de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición (NHANES) de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de 1999 a 2002. La encuesta NHANES es un estudio longitudinal representativo a nivel nacional que evalúa el estado de salud de los EE.UU. UU. población a través de entrevistas y exámenes físicos.

Se analizaron datos de 7.827 personas para estimar la demografía, la longitud de los telómeros y el lugar de residencia. El equipo de investigación estimó la relación entre la cantidad de espacio verde cerca de cada persona y la longitud de sus telómeros.

Los investigadores también tuvieron en cuenta posibles variables de confusión como el estilo de vida, el historial de salud y el uso de medicamentos, también identifican varias variables ambientales que podrían afectar la longitud de los telómeros, incluida la calidad del aire y mapas de regiones históricamente separadas.

“Descubrimos que cuantos más espacios verdes había en los barrios, más largos eran los telómeros - explicó Hipp-. Eso era cierto independientemente de la etnia, el estatus económico, si eran bebedores o fumadores”.

Otro de los coautores, Scott Ogletree, consideró que los resultados eran una “buena noticia”. Pero enseguida advirtió: “Cuando tuvimos en cuenta otras características de cada barrio -contaminación atmosférica, segregación o ‘privación’-, el efecto positivo del espacio verde desapareció esencialmente”.

En este contexto, las brechas eran variables globales que contenían datos a nivel de barrio sobre ingresos, educación, situación laboral y condiciones de vida. En otras palabras, si bien los espacios verdes ayudan a proteger la longitud de los telómeros, la pérdida de otros factores parece interferir con esta protección.

“Los espacios verdes son tremendamente valiosos para una comunidad, pero no bastan por sí solos para superar el racismo sistémico y los efectos de la segregación económica y los problemas de justicia medioambiental”, enfatizó Hipp.

“Este estudio pone de manifiesto la idea de que crear espacios verdes en una comunidad es importante, pero es tan crucial -o más- que abordemos los daños ambientales, en particular los vinculados al racismo sistémico”, agrega.

El parque más cercano podría frenar el envejecimiento del cerebro.

Un estudio sugiere que la falta de espacios verdes puede dañar la salud del cerebro. Por lo tanto, estos sitios juegan un papel protector importante en los órganos que ayudan a regular nuestro cuerpo y mantenernos saludables.

Existen varios factores de riesgo que aumentan las posibilidades de desarrollar la enfermedad de Alzheimer u otras formas de demencia.

Un nuevo estudio ha descubierto que los bajos niveles de ingresos y la falta de espacios verdes son factores que afectan la salud del cerebro.

“Los determinantes sociales de la salud tienen un gran impacto en la cognición, así como en la salud cardiovascular y cerebrovascular”, dijo la autora principal Lilah Besser, Profesora asistente de investigación en neurología en el Comprehensive Center for Brain Health de la Facultad de Medicina Miller de la Universidad de Miami.

"Comprender estas interacciones es crucial para desarrollar intervenciones para mejorar la salud cerebral en individuos que viven en vecindarios desfavorecidos", explicó Besser en un comunicado.

Investigaciones anteriores han demostrado que un tipo de daño cerebral conocido como hiperintensidades de la materia blanca se asocia con un mayor riesgo de enfermedad de Alzheimer y demencia, así como de accidente cerebrovascular.

Otros estudios han demostrado un mayor riesgo de desarrollar demencia en áreas de bajos ingresos socioeconómicos.

El estudio se realizó mediante resonancias magnéticas en 1.260 personas. Los participantes eran cognitivamente normales y tenían 65 años o más, las resonancias magnéticas se realizaron aproximadamente cada 5 años.

Los investigadores midieron los cambios en la hiperintensidad de la materia blanca y el tamaño de los ventrículos cerebrales. También evaluaron la relación entre los espacios verdes cercanos, los ingresos del vecindario y las resonancias magnéticas.

“Descubrimos que el empeoramiento de la sustancia blanca era más probable para individuos en vecindarios con menos espacios verdes y menos ingresos que en vecindarios con más espacios verdes y más ingresos”, dijo Besser.

“Esta combinación puede ser un factor de riesgo para la salud cerebral, pero se necesita más investigación”.

Los hallazgos se publicaron en la revista Alzheimer’s & Dementia: Diagnosis, Assessment & Disease Monitoring.

Los vecindarios se vuelven cada vez más importantes a medida que las personas se jubilan, conducen menos y tienen problemas médicos, señaló Besser.

“Los espacios verdes pueden proporcionar momentos de tranquilidad para que los adultos mayores refresquen sus cerebros, reduzcan el estrés crónico y aumenten la actividad física”, dijo.

“Es uno de los determinantes sociales de la salud que se pueden modificar mediante intervenciones políticas, como crear más parques y plantar más árboles”.

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Fuente:

Bastón de Oro, Revista Noticias, Infobae, Meteored, Tartaglione Salud, Divulgación Dinámica Formación.