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Craco, el pueblo fantasma.

De apariencia fantasmal, una pequeñísima ciudad medieval, situada en la parte meridional de Italia en la región Basilicata.

Craco, el pueblo fantasma.
Craco.

Los restos de las antiguas casas, tristes y desoladas, todavía se encuentran ahí, medio derruidas y abandonadas al paso del tiempo. Su coloración se mimetiza con su entorno en una mezcla de ocres y marrones, lo que demuestra la falta de previsión, la locura constructora y los riesgos que pueden surgir al no realizar estudios previos sobre el terreno en el que se construye.

Orígenes de Craco.

No obstante, Craco, la antigua Graculum, tiene una historia de más de dos mil años, desde la época prerrománica. Los ganaderos y agricultores se realizan allí con la única intención de sobrevivir de manera independiente.

Durante muchos siglos, la gente vivió en paz y casi en familia. Sin embargo, durante el siglo X, bajo el liderazgo del arzobispo Arnaldo di Tricarico, la población aumentó debido al fuerte impulso económico y de repoblación de sus monjes basileos.

Craco cambió de feudo en feudo. La población de una ciudad construida sobre terreno arcilloso había disminuido debido a las guerras y la migración hacia las grandes ciudades, pero la naturaleza hizo su propia llamada.

En 1963, durante el transcurso del siglo XX, un sismo afectó los cimientos de su edificio, el cual estaba construido en arcilla, lo que resultó en la destrucción de una gran cantidad de edificios. Se intentó construir un muro de contención para evitar el desplome de la cima, pero no lo hizo; en cambio, retuvo las aguas que se acumulaban allí durante los días de lluvia, lo que hizo que el suelo fuera aún más inestable. La ciudad se desmoronó gradualmente hasta que finalmente en el año 1975, el último de sus habitantes decidió abandonarlo.

Guerras medievales, disputas del Imperio, hambrunas y fallas geológicas.
Dado que sigue en peligro de derrumbe y se deben recorrer muchos kilómetros en automóvil para llegar al lugar, no son muchas las personas que lo conocen.
Al principio, la población disfrutó de momentos agradables con sus habitantes. Los escritos que explican su origen carecen de claridad sobre su creación.

Los historiadores más famosos sostienen que Craco fue establecido por un grupo de griegos que escaparon de la malaria de su país en el 540 d.C. Las personas provenientes de Grecia se establecían en la región de Metaponto, un pequeño pueblo situado en la costa, y establecieron varios pueblos, como Craco.

Por lo tanto, se convirtió en un asentamiento griego al borde de un acantilado y fue escenario de varias batallas en las que Italia y Francia se disputaron el territorio de Grecia. Entre los conflictos iniciales, el Imperio Romano conquistó el sitio.

Alrededor del año 1060, estaba bajo la supervisión de un arzobispo llamado Arnaldo de Tricarico. Los monjes basilios querían motivarlo y construir una ciudad hermosa.

La pequeña población comenzó a expandirse desde entonces. La agricultura y la ganadería fueron las principales actividades económicas de los primeros pueblerinos de Craco.

Con el tiempo, el número de habitantes aumentó y contribuyó a la construcción de las estructuras medievales que lo caracterizan actualmente. Entre 1154 y 1168, se documentó la presencia del primer gobernante feudal del lugar, Erberto.

En aquel entonces, Craco tenía una buena salud, una gran producción para su población y podía acomodar a más de 2500 personas. Durante su época dorada, sus principales producciones fueron verduras, vinos y aceites, los cuales proporcionaban empleo a todos los residentes. El centro histórico que ha sobrevivido hasta la actualidad fue edificado durante este período feudal.

Periodos difíciles.

A lo largo de los años, Craco pasó por diferentes manos hasta que en 1220, Federico II de Hohenstaufen tomó el trono romano y lo convirtió en un centro militar estratégico durante la Sexta Cruzada, un nuevo intento de recuperar Jerusalén.

Cuando Craco quedó a merced de sus habitantes, Federico II gobernó el Imperio hasta 1250. Al igual que en otras partes de Basílicata, debido a la falta de seguridad, el área fue objeto de saqueos repetidos por el fenómeno conocido como brigantaggio. Durante años, los ciudadanos fueron hostigados repetidamente por bandoleros que formaban pandillas, lo que provocó el declive gradual de Craco.

Muchos años después, un 18 de julio de 1807, durante la ocupación napoleónica, el pueblo sufrió un fuerte ataque. Los invasores llegaron al lugar para robar los bienes de los habitantes y asesinaron a todos los hombres que fueron acusados ​​de oposición a sus principios. Una parte de la población se trasladó a otras ciudades más seguras debido a este impacto reciente.

Sin embargo, ese no sería el final de su tragedia bélica. 50 años después de la unificación de Italia, que resultó en la alianza de los diferentes Estados que habían dividido la península, el ejército del brigadista Carmine Crocco invadió Craco. Francisco II, quien gobernó las Dos Sicilias desde 1859 hasta 1861 y fue el último rey Borbón de Nápoles, se dirigió a este. Ambos fueron perseguidos debido a su levantamiento, que significaba revelarse en contra de los ideales de la Italia unida, entonces gobernada por el primer rey Víctor Manuel II.

Finalmente, Crocco fue acusado de 62 asesinatos y 13 intentos de asesinato, así como de una multa de 1.200.000 libras por daños causados ​​por la guerra. Francisco II tuvo que retirarse a Roma y posteriormente, pasó años viviendo en el exilio en Austria, Francia y Baviera.

Los conflictos bélicos no serán el caso de Craco, a pesar de las muertes y el sufrimiento de los lugareños. Alrededor de 1892, la gente comenzó a temblar. La ciudad estaba en una colina del valle de Cavone de arena y arcilla, lo que la hacía completamente inestable ante los movimientos de la tierra.

Por su ubicación en esas montañas, cualquier fenómeno climático como lluvia o viento podía causar un temblor.

Una de las cosas más interesantes es que se pueden ver algunas casas intactas mientras que otras están destruidas, ya que estas casas se construyeron sobre rocas en lugar de arcilla, hay edificios que le falta la mitad y la otra mitad casi está intacta.

Los sismos cada vez se presentaban con mayor frecuencia y e intensidad. La falla geológica destruyó numerosas edificaciones. De acuerdo con los expertos italianos, durante el período comprendido entre 1892 y 1922, aproximadamente 1500 personas abandonaron su hogar, lo que duró un siglo.

Debido a la tradición que sus antepasados ​​habían forjado en Craco, una parte de la población insistió en aguantar durante muchos años. Sin embargo, los terremotos no les permitieron descansar y cada vez más casas fueron arrasadas. Para empeorar la situación desastrosa, la tierra no produjo más la cantidad de cosechas de sus épocas doradas y los residentes fueron sometidos a una intensa hambruna que los obligó a emigrar.

Muchas de las casas que aún estaban en pie fueron destruidas por un fuerte terremoto en 1963, por lo que el gobierno italiano decidió enviar a los habitantes del pueblo a una localidad cercana. En 1975, el lugar quedó abandonado casi por completo y se convirtió en un pueblo fantasma. Finalmente, en 1980, Italia experimentó el terremoto de Irpinia, que afectó al sur del país y fue el último golpe que llevó a Craco.

El pueblo fue destruido por los movimientos de la tierra, convirtiéndolo en un pueblo de ruina eterna.

Atractivo turístico.

Craco, al igual que muchos otros lugares abandonados del mundo, recibió una gran cantidad de visitantes por su historia y sus hermosas vistas de los valles de Basílicata.

En el año 2010, se incluyó en la lista del Fondo Mundial de Monumentos con el fin de preservar los restos del pueblo. Incluso, ha sido empleado en varias ocasiones para grabar diferentes películas, como El ahorcamiento de Judas en La Pasión de Cristo (2004), James Bond Quantum of Solace (2008) o varias escenas de la serie Saving Grace (2007).

Con el transcurso del tiempo, la urbe histórica se distinguió por su notable arquitectura medieval y por los restos del impresionante castillo edificado por los monarcas feudales. A su lado, todavía existe una iglesia en la que se encuentra una estatua de la Virgen María.

A pesar de su apariencia fantasmal y las historias de desastres y conflictos que han afectado a sus habitantes, todavía se lleva a cabo la tradición de celebrar seis fiestas religiosas al año en Craco que, por un momento, le devuelven la vida a las ruinas.

Fuentes:

Sobre Leyendas, LA NACIÓN, AMG Viajes.