Caminar descalzos o a “pie limpio”.
Durante las últimas décadas, un número cada vez mayor de personas han adoptado la práctica de caminar sin calzado.
Algunos lo ven como una moda pasajera, mientras que otros sostienen que es una práctica saludable basada en nuestra propia naturaleza.
De hecho, muchos padres y madres de niños menores expresan gran preocupación por el crecimiento de sus pies en la niñez. Esto contribuye a la amplia adopción actual del calzado minimalista (que permite ir descalzo) en la edad pediátrica.
¿Es igual de crucial en los adultos?
El pie no solo sirve para caminar y soportar nuestro peso, se trata de un sistema biomecánico complejo compuesto por 28 huesos que se especializan en otras tantas funciones que buscan estabilidad, equilibrio y eficiencia al caminar.
Asegura que podemos realizar una actividad tan básica como desplazarnos de un lugar a otro en unos pocos centímetros cuadrados. Además, el pie tiene casi tantas terminaciones nerviosas como las manos y juega un papel importante en la regulación de nuestra postura y movimiento.
Leonardo da Vinci describió nuestra extremidad inferior como "una obra maestra de ingeniería y arte".
Regresar a la naturaleza.
La costumbre de caminar descalzo por voluntad propia no es una invención de la época actual. A través de esto, algunas culturas antiguas creían que se establecía una conexión directa con la tierra.
Sin embargo, la invención del calzado priorizó la naturalidad sobre la protección y el estatus.
En las sociedades modernas, la vestimenta es un componente crucial tanto por razones de higiene como de posición social.
¿Es necesario prescindir de él?
Según las investigaciones científicas, es posible que esto sea efectivo, ya que ayudaría a fortalecer la conexión con la naturaleza y, desde una perspectiva emocional, con nosotros mismos.
En cuanto a los aspectos físicos, existe una distinción entre caminar con calzado o sin calzado, algo que se ha sabido desde hace mucho tiempo.
Ya en 1905, el doctor Phil Hoffman comparó los pies de las personas que lo hacían de las dos formas y descubrió grandes diferencias en forma y función entre ellos.
Hoffman fue respaldado en 2015 por una revisión sistemática que encontró varias discrepancias importantes.
La primera razón es que caminar descalzo mejora la dispersión de la parte anterior del pie (el antepié), lo que permite que los dedos se expandan y ocupen su lugar natural, lo que mejora la estabilidad corporal.
El calzado contemporáneo basa dicho agarre en las suelas, lo que limita esa adaptación, mientras que la extremidad inferior necesita espacio para adaptarse al terreno y maximizar el agarre y la estabilidad.
En segundo lugar, las presiones sobre el pie se distribuyen mejor sin calzado. No obstante, el riesgo de sufrir una lesión no parece verse afectado por si nos calzamos o no.
La opción alternativa es el calzado minimalista.
Claramente, existe un problema: es evidente que tocar directamente el suelo con nuestras plantas desprotegidas puede ser peligroso en ciertas áreas o terrenos.
El calzado minimalista, al que ya hemos mencionado brevemente antes, es una alternativa que se encuentra en pleno auge.
Se caracteriza por un diseño ligero y sencillo que imita la sensación y la biomecánica de caminar descalzo, sin renunciar a la protección contra superficies y elementos duros.
Su suela delgada y flexible, sin drop o elevación del talón, un peso ligero y una amplia caja para los dedos, con más anchura por la parte de delante, son algunas de estas características.
Claramente, existe un problema: es evidente que tocar directamente el suelo con nuestras plantas desprotegidas puede ser peligroso en ciertas áreas o terrenos.
El calzado minimalista, al que ya hemos mencionado brevemente antes, es una alternativa que se encuentra en pleno auge.
Se caracteriza por un diseño ligero y sencillo que imita la sensación y la biomecánica de caminar descalzo, sin renunciar a la protección contra superficies y elementos duros.
Su suela delgada y flexible, sin drop o elevación del talón, un peso ligero y una amplia caja para los dedos, con más anchura por la parte de delante, son algunas de estas características.
En contraste, los zapatos convencionales tienen una horma estrecha que dificulta la colocación adecuada del antepié y genera una gran cantidad de sujeción en el retropié (la parte trasera). Además, eleva el talón en exceso, lo que reduce el tendón de Aquiles.
Las alternativas minimalistas han demostrado ser ventajosas en términos de estabilidad y reducción del riesgo de caídas. También han demostrado ser útiles para prevenir enfermedades como los juanetes, el neuroma de Morton o la fascitis plantar.
Esto aumenta la movilidad y la estabilidad de sus piernas, lo que mejora el rendimiento del recorrido y reduce el daño a las articulaciones, además, se cree que el calzado tradicional atrofia la musculatura del pie. Según algunos estudios, el uso de opciones minimalistas mejora la fuerza de la musculatura intrínseca de los pies de los corredores, así como su arco longitudinal y fuerza elástica.
Además, según una publicación de 2022, el uso de este calzado parece ayudar a mantener un arco plantar más alto.
Algunos peligros potenciales y contraindicaciones.
Caminar completamente descalzo no está exento de peligros, como ya mencionamos.
La exposición a superficies peligrosas sin protección puede causar lesiones o infecciones en la piel. El pie diabético es un motivo para desaconsejarlo.
Además, el uso sistemático de calzado convencional cambia la forma, la fuerza y la función del pie, por lo que comenzar a hacer deporte con calzado minimalista sin adaptación puede aumentar las probabilidades de lesión al cambiar de forma brusca la biomecánica de la marcha.
Finalmente, es importante comenzar lentamente y considerar cada situación cuando decidamos caminar descalzos o usar calzado minimalista. Por lo tanto, maximizaremos los beneficios y reduciremos los riesgos.
“Grounding o earthing”.
A la terapia de caminar descalzo se la conoce con el nombre de grounding, o también earthing. Los seres humanos somos seres eléctricos, por lo que actuamos como “antenas”, y por eso emitimos y recibimos energía.
¿Cuánto tiempo se debe hacer grounding?
Esta práctica tiene muchas ventajas para la salud, de hecho, el grounding fortalece el sistema nervioso, entre otras cosas. Además de ser una actividad simple, no necesita estar en contacto con la tierra durante mucho tiempo.
Solo unos minutos al día son suficientes: caminar sin calzado por menos de diez minutos te permite liberar la tensión acumulada después de un día agotador. Para sentir sus sensaciones, es importante estar en el aquí y ahora.
Conectar nuestro cuerpo con la energía que proviene de la naturaleza mediante el contacto de nuestros pies con la tierra, el suelo o la arena se conoce como grounding.
Dado que la superficie de la Tierra es eléctricamente conductora, puede contener una cantidad infinita de electrones libres.
En este sentido, existen diversas pruebas que indican que la Tierra tiene la capacidad de crear un ambiente bioeléctrico estable en su interior, lo que ayuda a que todos los sistemas de nuestro cuerpo funcionen correctamente.
Como resultado, el grounding normaliza el entorno eléctrico interno de nuestros órganos, tejidos y células al permitir que nuestro organismo se encuentre en equilibrio con el potencial eléctrico de la Tierra.
Según un artículo publicado en la revista National Center for Biotechnology (NCBI), caminar descalzo sobre la tierra o el pasto mejora nuestra salud y nuestra sensación de bienestar.
Al pisar el suelo descalzos, la carga de electrones libres que se encuentran en el suelo ingresa a nuestro cuerpo y nos ayuda a combatir los temidos radicales libres, unas moléculas inestables que suelen dañar a las células y otras moléculas, como el ADN, los lípidos y las proteínas. Estos electrones libres nos dan su poder antioxidante.
Según la evidencia científica, caminar descalzo por la tierra mejora la inflamación crónica dolorosa y previene la inflamación posterior a la lesión (enrojecimiento, calor, hinchazón, dolor y pérdida de función).
Además, se cree que caminar descalzo mejora el sistema nervioso y endocrino.
El grounding también tiene efectos protectores sobre el estado de ánimo y el estrés crónico.
Las enfermedades cardiovasculares como la disritmia.
Además, según un estudio publicado en The Journal of Alternative and Complementary Medicine, pisar descalzo la tierra aumenta el flujo de sangre en la cara y reduce la viscosidad sanguínea, un factor relacionado con las enfermedades cardíacas.
Las lesiones musculares (disminuye el daño y el dolor muscular después del ejercicio)
El insomnio y la falta de sueño.
Hipercoagulabilidad (sangre espesa o pegajosa que se produce como resultado de un problema con el proceso de coagulación).
Fuente:
BBC, Vidae, Canal 4, Del cuerpo al alma.