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Cambio climático vs. Maternidad.

En la actualidad cada vez más son las mujeres que dudan de traer hijos al mundo.

Cambio climático vs. Maternidad.
Imagen ilustrativa.

Una nueva generación de mujeres plantea sus dudas y miedos en cuanto a la maternidad, en un mundo que se deteriora rápidamente, debido al cambio climático, inconciencia del mundo y la crisis económica.

Imágenes reveladoras.

En una región ártica de Siberia, la temperatura es de casi 30 grados y hay videos de niños divirtiéndose en lagos que alguna vez estuvieron congelados. En estas imágenes, que son a la vez inquietantes y repetitivas, se representan osos polares ahogándose en medio de trozos de hielo rotos.

Las postales que representan una Nueva York postapocalíptica envuelta en un espeso humo como resultado de los incendios incontrolables en Canadá parecen escenas de una película que preocupa a la humanidad.

Europa y el resto del mundo están plagados por el espectro demográfico del envejecimiento. El periódico The Economist predijo que antes de finales del siglo XXI habrá una disminución de la población que no se había visto desde la peste negra debido a la disminución global de las tasas de natalidad.

“Los perros y los gatos sustituyen a los niños porque el problema es muy grave”, según el Papa Francisco, quien además criticó a las parejas que eligen no tener hijos.
En su primera audiencia el año pasado, el Pontífice afirmó que: “el hecho de que se nieguen la paternidad y la maternidad , nos demoniza y nos quita nuestra humanidad".

Índice de crianza.

Según el Índice de Crianza, que el Indec comenzó a medir en junio, tener un bebé en Argentina cuesta más de 100.000 pesos mensuales.
Muchos miembros jóvenes de la generación milenial, a la que se refiere implícitamente el Papa Francisco, no tienen hijos, porque no pueden mantenerlos.

Según el último informe de la consultora Oxfam Intermón, este grupo demográfico, el de entre 25 y 40 años, es el que ha experimentado el peor crecimiento económico de los últimos 60 años.

Los jóvenes universitarios que comparten una casa en alquiler porque no pueden pagar el alquiler por separado son la representación ideal del millennial urbano.

Los factores ambientales.

El inminente colapso ambiental, sin embargo, añade una nueva dimensión que explica por qué la tasa de natalidad ha disminuido, sumándose a la crisis económica y de vivienda que es más dura para estos eternos inquilinos.

Según la consultora estadounidense Morning Consult Pro, una encuesta realizada este año para el New York Times reveló que uno de cada cuatro adultos que no tiene hijos elige esta opción, al menos en parte, a causa del cambio climático, que se prevé en el futuro con un horizonte más impredecible y hostil. La pandemia y el trauma generalizado que provocó este período amplificaron este fenómeno, causando miedos y desánimo.

El cambio climático es un importante factor de estrés para la Generación Z (menores de 25 años) y los millennials, según una encuesta separada de Deloitte publicada en junio de este año.

Durante el último mes, aproximadamente seis de cada diez personas de ambos grupos afirman sentirse ansiosas por el entorno. El mismo porcentaje de personas menciona los incendios forestales y las inclemencias del tiempo como factores estresantes.

Esta preocupación se trasladó a la discusión electoral, lo que la convirtió en uno de los problemas que más enfrentan los jóvenes. dificultad.

Voces y desacuerdos.

Gabriella declara tajante y categóricamente: "Me da pánico pensar que mis hijos podrían morir en una guerra por el agua".

La mujer tiene 33 años, trabaja como editora publicitaria y reside en Buenos Aires.

"Saber que no podía asegurar las condiciones de vivienda, educativas o económicas para tener un hijo ya me hizo reconsiderar mi plan de ser madre. Sin embargo, el hecho de que no pueda siquiera proporcionarle un planeta que sea habitable hace que no tenga sentido. Creo que exponer una vida a temperaturas de verano superiores a los 59 grados, escasez de alimentos y agua y una contaminación letal no sólo representa una vida de sufrimiento, sino que también contribuye al problema”, declara
"La idea de que mis hijos puedan morir en una pelea por el agua me pone los pelos de punta”, asevera Gabriela.

“En mi opinión, ninguna otra generación ha cuestionado tanto la maternidad en el mapa como la nuestra. Otros, sin duda, experimentarán otras dificultades, pero seguir reproduciéndose a pesar de todas las probabilidades era una señal de la resistencia de la vida. Los abuelos italianos y judíos de mi madre criaron a mis tías en un campo de refugiados. Es la condición humana irreductible, incluso frente al horror”, relata la mujer.

Y añade: "tener hijos en este entorno no es una forma de resistencia a un presente hostil, es someterse a un futuro incierto".
Gabriella, no descarta la adopción y considera que elegir no tener hijos "es un acto de amor".

Profesora de química y física en una escuela secundaria, Tamara Cecilia reside en un departamento con su gato en el barrio de Almagro de Buenos Aires, tiene 35 años y afirma que "los niños son los nuevos animales exóticos".

"Tener un hijo ahora está fuera del alcance de cualquiera. Los descendientes de nuestra generación son una planta y posiblemente un perro o un gato".

A pesar de tener 35 años, no le preocupa el reloj biológico. En su análisis afirma: "siento que, en un mundo sin futuro, mi reloj no existe.

Personalmente, no creo en el futuro y no siento que haya más que esto. Soy consciente de que sería ser negligente e irresponsable al acercar a otra persona a una estructura inestable, entonces piensa: "Me pregunto: ¿qué puedo ofrecer? ¿Una mudanza cada tres años o un trimestre a casa de mis padres? ¿Es ese el futuro o el presente de un niño?".

"Me doy cuenta de que llevar a otra persona a una estructuralidad inestable no sólo sería imprudente, sino también negligente", agrega
Florencia, 32 años, es de la Zona Sur de la provincia de Buenos Aires, al igual que Tamara y Gabriella, ella elige principalmente no amamantar debido a la crisis climática. Le preocupa especialmente la crisis del agua, que podría provocar "futuras guerras por el agua".

"Creo que la falta de acceso a agua potable en el mundo es extremadamente preocupante, especialmente a la luz de la escasa financiación otorgada a proyectos encargados para la purificación del agua, el reciente desastre de recursos en Uruguay y las prácticas de despilfarro de agua de las industrias ganadera y textil. Industrias”, dice Florencia.

“Cuando quienes nos negamos a reproducir desarrollamos nuestros argumentos, se produce un completo deterioro de la línea moral y antropocéntrica, convirtiendo el tema y las ansiedades que suscita en un "tabú". Desde el instante en que tener un hijo te completa como persona hasta la romantización del "amor verdadero que sería el de una madre. Nos tachan de extremistas y egoístas. En mi caso concretamente, paranoica por mis miedos", asevera.

Sin embargo, Catalina Belza se describe a sí misma como: "una simple mortal de 34 años que siempre quiso concebir", antes de empezar a cuestionarse si ese deseo no era un acto egoísta. Sin embargo, no se descarta por completa la adopción. Comparte la percepción de Florencia de que hablar de este tema es tabú.

"Cada vez que doy mis justificaciones, hay mil peros de quienes cuestionan cada punto que planteo, como si el cambio climático no fuera real o no fuera a ocurrir pronto", afirma.

Luego aborda otra cuestión que se plantea con frecuencia: la huella climática, que cuantifica la cantidad de contaminación que produce cada individuo. "Los residuos se producen, incluidos pañales, artículos, ropa y juguetes, desde el primer momento del embarazo en este mundo capitalista e hiperconsumista. El círculo de degradación ambiental no se puede romper y la moda circular es insuficiente”, expresa Catalina.

En la actualidad esta ansiedad también afecta a las madres.

Natalia, madre de dos hijos, tiene 41 años: "tengo dos hijos y la perspectiva del colapso a menudo cruza por mi mente. Mi estómago literalmente se revuelve con los escenarios que se me ocurren. Estos temas son controvertidos en casa, y a mis hijos también les resulta doloroso hablar de ellos, mi hija mayor hace bromas al respecto. Además, Beni, de ocho años, me pregunta si podemos quitarle la sal al agua del mar por si nos quedamos sin agua”.

Anah Giménez, estudiante de ciencias audiovisuales de la UBA, 26 años, es de Tierra del Fuego y expresa: “antes de tomar conciencia de los conflictos climáticos pronosticados por el IPCC, siempre había deseado tener hijos. Estoy "asustada" por las posibles repercusiones políticas y muy "angustiada" por la perspectiva de "sequías, temperaturas nunca antes registradas, pérdidas irreparables de espacios verdes y de biodiversidad" en la Tierra”.

Adopción.

La adopción se considera cada vez más como un sustituto de otras opciones para satisfacer ese deseo, lo que es un fenómeno colateral de esta ansiedad generalizada, porque hay un deseo sincero y existe una estrategia de planificación familiar.

Hace falta un compromiso sincero de quienes tienen la capacidad de cambiar el curso del clima del planeta, para que más personas puedan tener derecho a ver un horizonte habitable y vivir una vida feliz y plena.

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Fuente: Fertilidad, Télam, Infobae, 24 Horas TVN Chile, euronews.