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Asesinato de John F. Kennedy: excusas y traiciones a punto de ser develados.

Uno de los asesinatos mas impresionantes del siglo XX.

Asesinato de John F. Kennedy: excusas y traiciones a punto de ser develados.

Hace exactamente 60 años, el 22 de noviembre de 1963, John Fitzgerald Kennedy fue asesinado en la ciudad de Dallas, en uno de los crímenes de asesinato más famosos del siglo XX.

El vicepresidente Lyndon Johnson, quien ya era presidente en reemplazo, estableció la Comisión Warren siete días después, y emitió su primer informe el 27 de septiembre de 1964. Sin embargo, la comisión continuó funcionando hasta 1978. Algunas "certezas" quedaron de su informe. Por ejemplo, se sabe que el asesino, Lee Harvey Oswald, planeó el magnicidio con cabeza fría y a solas, y que disparó solo contra el presidente demócrata.

La Comisión Warren llegó a la conclusión oficial de que los disparos que John Fitzgerald Kennedy recibió mientras su automóvil presidencial circulaba por la Plaza Dealey, a las 12:30 hora local, fueron un magnicidio en solitario.

No obstante, la conmoción popular causada por el hecho de que hubiera sido el cuarto presidente estadounidense en morir asesinado (los otros fueron Abraham Lincoln, James Garfield y William McKinley) y el octavo en fallecer durante su mandato, siempre fue impactante e hizo que el caso nunca terminara de considerarse cerrado, no solo en la imaginación popular sino también en la pluma de expertos y testigos trasnochados.

Algunos aún creen que el magnicidio estuvo motivado por una conspiración que involucró a URSS, Cuba, el vicepresidente Lyndon Johnson, el servicio secreto estadounidense o incluso al clan Kennedy, quienes revivieron las internas dentro de su propio partido o entre los republicanos como resultado de la tragedia.

El 15 de diciembre de 2022, 1.500 archivos secretos de la CIA y el FBI fueron desclasificados y publicados en los Archivos Nacionales de Estados Unidos, junto con 260.000 documentos que se encuentran en la Administración del Parque Nacional y los Archivos (NARA) en College Park, Maryland.

En 2017, Donald Trump emitió la orden de desclasificar 53.000 documentos secretos para cumplir con una ley de 1992 que establecía un plazo máximo de 25 años para hacerlo.

No obstante, la administración de Trump evitó hacer pública la cuestión debido a razones de seguridad nacional, lo que solo aumentó el secretismo de las revelaciones sorprendentes que serían reveladas cuando se descubriera la verdad.
Los servicios de inteligencia soviéticos, el comunismo africano, la mafia italiana y, sin duda, la memoria de Fidel Castro, quien falleció en 2016 y con quien Lee Harvey Oswald había tenido algún contacto, seguían siendo oscurecidos por sospechas y desconfianzas.

La muerte de John Kennedy.

El presidente Joe Biden se comprometió a cumplir con la ley después de asumir el cargo. No obstante, recibió duras críticas. En resumen, los informes desclasificados en 2022 no aportaron nada nuevo, excepto revelar qué pistas seguían los investigadores del asesinato.

En realidad, la mayoría del Informe de la Comisión Warren se digitalizó y se distribuyó en línea, con 888 páginas que son un facsímil de la presentación de 1964, a un precio que varía entre US$ 27 y US$ 105, dependiendo de si está encuadernado con tapa blanda o dura (también se publicó una traducción al español por la Editorial Seix Barral).

El extenso informe Warren tiene muchas cosas que no están claras. Hay cuatro afirmaciones firmes:

Nacido en Nueva Orleans en 1939, Lee Harvey Oswald fue un destacado tirador del Cuerpo de Marines de Estados Unidos. En 1959, abandonó su hogar y abandonó la Unión Soviética. Oswald residía en Minsk, se casó con una rusa y en junio de 1962, durante la Guerra Fría y diecinueve meses después de la derrota estadounidense en el desembarco en Bahía de los Cochinos (Cuba), Oswald regresó a los Estados Unidos con su esposa, Marina, sobrina de un alto oficial de la KGB, y no tuvo problemas para ingresar a pesar de ser un marine desertor, según la planificación de la CIA.

Después de disparar contra Kennedy a las 12:30, Oswald mató a J. D. Tippit, un policía, a las 13:45. Se acercó a un cine con la intención de no ser atrapado, sin embargo, apenas dos horas después, lo detuvieron dentro de la sala, siendo identificado como el autor del homicidio de JFK. Oswald trató de huir disparando contra otro oficial de policía, pero no pudo y simplemente dijo: "Soy un idiota".

Lee Harvey Oswald, el único acusado del homicidio de JKF, fue asesinado a tiros dentro del departamento policial donde se encontraba y delante de los agentes de policía que lo custodiaban dos días después del crimen. Jack Ruby, un empresario de Chicago dueño de boliches nocturnos y tenía experiencia en el hampa, fue el autor del segundo homicidio más conocido de la semana, quien ingresó al lugar identificándose como periodista. Lo esperaba en el sótano cuando el arrestado apareció, a las 11:21 horas, disparó su arma causándole la muerte a Oswald.

El Informe destacaba que ningún miembro del gobierno participó en ninguna conspiración relacionada con las muertes del 22 de noviembre y los días siguientes.

En contraste con la minuciosa investigación legal, la limusina que transportaba a la pareja presidencial, la ropa que vestían (que Caroline Kennedy donó a los Archivos Nacionales en 2003, pero no fue exhibida hasta 2013), el arma con la que disparó e incluso la masa cerebral del presidente asesinado tuvieron destinos más extraños.

El Informe Garrison, elaborado en 1967 por el fiscal de Nueva Orleans Jim Garrison, ya cuestionaba el trabajo de la Comisión Warren y hablaba de una "conspiración". La película JFK de Oliver Stone se inspiró en su investigación.

En su lecho de muerte en 2005, Howard Hunt, un agente de la CIA que participó activamente en el robo de documentos que implicaban a Richard Nixon, lo que provocó el Watergate, informó a su hijo que el vicepresidente de Kennedy, Lyndon B. Johnson, tenía la intención de asesinar a JFK para llegar a la presidencia.

De acuerdo con la confesión de Howard Hunt, algunos agentes de la CIA lo ayudaron, especialmente Cord Meyer, cuya esposa tenía una relación amorosa con Kennedy, cuyas discusiones sobre polleras no terminaron con la misteriosa muerte de Marilyn Monroe en 1962.

De acuerdo con la última confesión de Hunt, el francotirador habría sido un sicario de la CIA llamado Lucien Sarti.

Para hacer las cosas más confusas, James Files, un militar estadounidense, reveló públicamente en 1994 que él había sido el autor del balazo letal que mató a Kennedy, disparando desde un cantero de plantas en Dealey Park. Files ratificó esta afirmación en 2003 y se grabó en el video "La muerte de JFK: confesión de un asesino" (1996).

Oswald negó su participación después de ser arrestado. Su viuda, Marina, dijo que su esposo era "un chivo expiatorio".

"Sr. Presidente, no puede decir que Dallas no lo ama", le dijo Nellie Connally, la primera dama de Texas, en diagonal al presidente segundos antes de que el descapotable tomara Elm Street en la Plaza Dealey de Dallas. Antes de recibir los tres disparos que conmocionaron al mundo, JFK dijo: "No, ciertamente no se puede".

En 1977, Bob Vanderslice, informante del FBI, afirmó haber conversado por teléfono con Jack Ruby, el empresario que mataría a Oswald en la prisión, el 22 de noviembre a la mañana para intercambiar un código secreto. Le preguntó si "le gustaría ver los fuegos artificiales" durante la visita presidencial. Los fuegos artificiales diurnos no existen.

Un médico forense estadounidense llamado Cyril Wecht emprendió el esfuerzo más innovador para descubrir al asesino o al menos una explicación más convincente del magnicidio de Kennedy. Con Dawna Kaufman, escribió el libro The JFK Assassination Dissected, en el que resume sus opiniones sobre la Comisión Warren y sus propias investigaciones como médico forense.

Según Cyril Wecht, el asesinato fue planificado por miembros de la CIA y que hubo dos tiradores en lugar de uno.

Wecht escribió que Allen Dulles hizo todo lo posible para desinformar y ensuciar la investigación de la Comisión Warren. Entre 1953 y 1961, Dulles ocupó el cargo de director de la CIA, sin embargo, Kennedy lo despidió después del fracaso de la operación Bahía de los Cochinos, con el fin de derrocar a Fidel Castro.

La Comisión que llevó su nombre fue fundada por el presidente de la Corte Suprema de Estados Unidos, Earl Warren, pero había otros cinco miembros, uno de los cuales era Allen Dulles.

De acuerdo con la Comisión Warren, Kennedy recibió un disparo ascendente desde atrás. Sin embargo, Oswald se encontraba en el sexto piso. Como resultado, Wecht afirma que hubo un segundo tirador desde un montículo de arbustos en la plaza. Recordemos que hubo tres disparos: el primero afectó a JFK, el segundo al gobernador de Dallas y el tercero resultó fatal para Kennedy.

La fuente principal de estas afirmaciones de Wecht fue una grabación en casa de 1963 del diseñador de moda Abraham Zapruder, que también se encuentra en el Archivo Nacional.

Además, Wecht examinó esta grabación y otros documentos para descubrir que el cerebro de John Kennedy ya no se encontraba en el Archivo Nacional, ya que fue eliminado tras la autopsia.

Fuente:

La Vanguardia, Cnn español, Infobae, New York Time.