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Agua de Toffana: el veneno que marcó la historia de Italia

Su creadora, Giulia Tofana, es recordada como una de las mujeres más enigmáticas de la historia, convertida en mito por su fama de envenenadora profesional.

Agua de Toffana: el veneno que marcó la historia de Italia

En la Europa del siglo XVII, en pleno auge de la alquimia, las pócimas y los secretos de laboratorio, un nombre comenzó a circular en susurros: Agua de Toffana. Se trataba de un veneno incoloro e insípido, tan efectivo como imposible de detectar, que habría sido responsable de cientos de muertes en Italia. Su creadora, Giulia Tofana, es recordada como una de las mujeres más enigmáticas de la historia, convertida en mito por su fama de envenenadora profesional.

Lo que hoy conocemos como el caso del Agua de Toffana es un capítulo fascinante que combina misterio, crimen y contexto social. No se trata solo de una anécdota oscura: es también un espejo de la situación de las mujeres en la Europa barroca, donde muchas buscaban, a través de medios clandestinos, una salida a matrimonios opresivos y vidas restringidas.

¿Qué era el Agua de Toffana?

El Agua de Toffana era un veneno líquido fabricado principalmente a base de arsénico, plomo y belladona. Su apariencia era la de un agua corriente, lo que lo hacía prácticamente imposible de detectar. Bastaban unas pocas gotas para causar la muerte en cuestión de días, simulando una enfermedad natural.

Su mayor “virtud”, desde la perspectiva de quienes lo usaban, era que no actuaba de manera inmediata: el veneno se administraba poco a poco en las comidas o bebidas, lo que evitaba sospechas. De hecho, se decía que al cabo de cuatro a seis dosis, la víctima fallecía mostrando síntomas similares a los de una dolencia estomacal o fiebre persistente.

Este refinamiento convirtió al Agua de Tofana en un arma letal, especialmente útil en contextos donde el divorcio o la separación eran impensables. En una sociedad patriarcal, en la que las mujeres no tenían control sobre sus vidas ni sus matrimonios, este líquido se convirtió en una herramienta de liberación tan peligrosa como polémica.

Agua de Toffana: el veneno que marcó la historia de Italia

Giulia Tofana: la alquimista envenenadora

La figura detrás de esta sustancia fue Giulia Tofana, nacida en Palermo alrededor de 1620. Según las crónicas, heredó el “oficio” de su madre, también acusada de distribuir venenos. Tras su ejecución, Giulia perfeccionó la receta y la convirtió en un producto clandestino muy demandado.

Lejos de imaginarla como una bruja solitaria, Giulia organizó una verdadera red de distribución, conformada por viudas, mujeres humildes y boticarias que vendían el veneno disfrazado de cosmético o ungüento religioso. Una de sus presentaciones más ingeniosas era un frasquito con la etiqueta de “Manna di San Nicola”, supuestamente un aceite milagroso para la piel, lo que garantizaba discreción.

La fama de Giulia creció en Roma y Nápoles, donde muchas mujeres acudían a ella en busca de ayuda. Se estima que entre 1633 y 1651, el Agua de Toffana provocó más de 600 muertes, aunque algunos historiadores elevan esa cifra a miles.

Un veneno usado por mujeres contra hombres

Uno de los aspectos más interesantes del caso es el perfil de las clientas. No eran criminales comunes, sino en su mayoría mujeres atrapadas en matrimonios abusivos, arreglados o violentos. El Agua de Toffana representaba, para ellas, la única forma de escapar de maridos autoritarios, infieles o agresivos, en un contexto donde la Iglesia y la ley prohibían el divorcio.

En otras palabras, Giulia Toffana no solo vendía un veneno: ofrecía una solución clandestina a la opresión femenina. Esto ha generado un debate historiográfico: ¿fue una simple envenenadora, o una suerte de “heroína trágica” que ayudaba a otras mujeres en una época que no les daba voz?

Agua de Toffana: el veneno que marcó la historia de Italia

El descubrimiento y el escándalo

La caída de Giulia Tofana se produjo hacia 1659. Según una leyenda, una de sus clientas, arrepentida en el último momento, confesó a su esposo lo que estaba por hacer. El hombre denunció el caso, y pronto la justicia puso sus ojos en la red de envenenadoras.

Giulia intentó refugiarse en una iglesia, amparada por el derecho de asilo religioso, pero finalmente fue entregada a las autoridades. Tras un juicio que escandalizó a Roma, fue acusada de brujería y envenenamiento masivo. La sentencia fue clara: ejecución pública.

Se dice que Giulia Tofana y varias de sus cómplices fueron estranguladas y sus cuerpos arrojados al río Tíber. Sus supuestos clientes y clientas también sufrieron duras penas, desde la cárcel hasta la ejecución, en lo que se convirtió en uno de los procesos más sonados de la Italia barroca.

El mito perdurable

Aunque los detalles históricos son difusos y en muchos casos adornados por la leyenda, el Agua de Toffana pasó a la posteridad como uno de los venenos más célebres de la historia europea. Escritores como Alexandre Dumas lo mencionaron en sus obras, y hasta se rumoreó que Mozart pudo haber sido envenenado con Agua de Toffana, algo nunca confirmado pero que alimenta el mito.

Más allá de la veracidad de cada dato, lo cierto es que este caso refleja la tensión entre la ciencia y la superstición, entre la opresión social y las salidas clandestinas. Giulia Tofana encarna a la vez la figura de la criminal despiadada y de la mujer astuta que supo utilizar el conocimiento de hierbas y minerales para desafiar el orden patriarcal de su época.

Reflexión final

El caso del Agua de Toffana es mucho más que una anécdota macabra: es una ventana al siglo XVII, a sus miedos y sus restricciones. Representa el modo en que el conocimiento, en manos de una mujer, podía convertirse en un arma de poder y resistencia.

Hoy, cuando revisamos la historia, podemos ver en Giulia Tofana tanto una criminal como una víctima de su contexto. Su legado permanece como recordatorio de que, incluso en la sombra, las mujeres encontraron formas de hacerse escuchar, aunque el precio fuera la clandestinidad y la muerte.